El Espíritu Santo

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Enseñanza Biblica de Hoy: El Espíritu Santo

Introducción

Aunque a algunos les cuesta hablar del Espíritu Santo pues no han tenido una experiencia personal con Él. La Biblia habla mucho del Espíritu Santo, y a aquellos que le buscan de corazón reciben un bautismo especial que es el del Espíritu Santo.

En muchos cristianos hay confusión acerca de la doctrina y obra del Espíritu Santo, por lo que siempre es bueno tener presente su obrar en cada uno de nosotros como hijos de Dios.

El Espíritu Santo hace el trabajo de sellar los corazones de los santos que han sido perdonados de sus pecados creyendo en la palabra del evangelio, y da testimonio de que la palabra de Dios es verdad, garantizando a los corazones de los que creen en la Palabra.

El Espíritu Santo está con el justo, y hace que atestigüen el evangelio a los pecadores, dando testimonio de lo que ha hecho el Señor en ellos, permitiendo saber que Jesús vino a esta tierra, tomó sobre sí los pecados del mundo para llevarlos a la Cruz, y que así creamos.

Leamos la Palabra de Dios

Juan 7:3-39El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado”.

Dios, por medio del Espíritu Santo se pone más al alcance de nosotros, para que podamos conocerle mejor, y para esto sella nuestro corazón asegurando que somos posesión de Dios. Y “en él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloriaEfesios 1:13-14, no importando nuestra condición anterior.

El Espíritu Santo estuvo presente en la creación del universo

Comúnmente se le considera a Dios Padre como Creador, pero el Espíritu Santo también estuvo presente en la creación del universo. Como también tomó parte en la creación de la iglesia, además de ayudar a crear al hombre nuevo y en él la semejanza de Dios que manifiestan los cristianos a los ojos del mundo, de manera que acá tenemos una respuesta a lo que muchas veces inquieta a algunos cristianos, o a la familia de algunos cristianos.

Nos preguntamos ¿cómo es posible que un creyente que asiste durante años a la iglesia no haya cambiado su vida? Esto sucede porque esos creyentes no han tenido la experiencia personal con el Espíritu Santo, ya que es quien convence al mundo del pecado, justicia, y juicio, pues como el mismo Jesús dijo:

Cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgadoJuan 16:8-11

No cambian porque sin el Espíritu Santo no podemos ver nuestro pecado para contrastarla con la santidad del Espíritu, y es esto lo que nos humilla y nos lleva a rendir totalmente nuestra vida a Cristo.

El Espíritu Santo nos guía

El Espíritu Santo es quien nos guía a la verdad, de manera que sin Él no podemos ver la diferencia entre la verdad y el pecado, por lo que sin el Espíritu Santo no podemos aprender, ni sabemos cómo caminar en el camino de Dios aunque estemos en la iglesia por años.

Algo que está claro es que el Espíritu Santo, la llenura, o la experiencia personal con Él no ocurre por una cuestión de antigüedad en la iglesia ni del tiempo de conversión, si consideramos este como el tiempo desde que hicimos la oración de fe, sino que depende de la sinceridad de nuestra entrega del corazón a Cristo, ya que trabaja en nuestros corazones según nuestra fe en la Palabra escrita de la verdad.

Jesús dijo, “Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros Juan 14:15-17

Ahí Él estaba marcando una diferencia, pues la presencia del Espíritu Santo es una de las cosas que distingue al cristiano.

el Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de DiosRomanos 8:16

Ya que el mundo no lo puede recibir, y si en algún momento lo recibió, ya no lo tiene porque lo ha rechazado al volverse al pecado.

porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temorRomanos 8:13-15.

El Espíritu Santo es quien hace que el justo ore

El Espíritu Santo es quien hace que el justo ore, y nos hace trabajar. Pues Él nos permite hacer las obras de la justicia de Dios con los dones que Él nos ha dado, a que:

por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo. Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído1 Corintios 15:10-11.

Relata la Biblia que después del derramamiento del Espíritu Santo, quienes antes vivían con temor, confrontaron a los judíos con el evangelio de Jesucristo, ya que:

“…Después de haber orado, tembló el lugar en que estaban reunidos; todos fueron llenos del Espíritu Santo, y proclamaban la palabra de Dios sin temor alguno. 32 Todos los creyentes eran de un solo sentir y pensar. Nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones, sino que las compartían…” Hechos 4:31-32 (NVI)

Con lo que estamos viendo que para ser efectivos en nuestra predicación necesitamos la confianza y el poder del Espíritu Santo, “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu SantoHechos 1:8

Solo el poder del Espíritu puede librarnos de la nuestra naturaleza carnal para que dejemos de hablar desde la carne, para hablar desde el Espíritu. Pues debemos ser limpiados de la naturaleza carnal que nos dirige hacia el pecado, y esto es la santificación.

En Pentecostés

En Pentecostés, el Espíritu Santo fue un “viento recio” que llenó toda la casa donde estaban, Hechos 2:2.  Fue como el viento que se lleva las basuras y barre todo lo que no está firme, y así también hace una obra de limpieza en los cristianos. Todo lo que no está sujeto a Cristo es llevado lejos, toda basura del mundo es quitada, toda impureza es barrida.

Pero también el Espíritu es como un “silbo suave y apacible”, como ocurrió con Elías en la cueva de Horeb donde su espíritu estaba agitado, su alma turbada, donde el celo de su corazón se había encendido y ahora descendía en temor, entonces Dios vino como un silbo apacible y delicado, 1 Reyes 19:11-13, el mismo viento apacible y delicado que nos refresca en el día de la prueba acariciando suavemente nuestro rostro, y oxigena nuestra fe.

Un terreno se endurece

Por la sequía un terreno se endurece, y no se puede cultivar nada en él. Pero cuando viene la lluvia se ablanda, se vuelve bueno para la semilla y la hacer brotar con abundante fruto.

El corazón del hombre es un terreno seco y árido cuando no fluyen los ríos del Espíritu, y acá estamos hablando de los corazones de los creyentes. En esos corazones no hay vida, pero al darle cabida al Espíritu Santo, el agua del Espíritu los vivifica para ser limpiado de contaminación del pecado y del mundo. Y estos ríos que fueron derramados en el Pentecostés, aún siguen fluyendo en los que creen en Jesucristo.

Isaías 1:6 dice: “Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite

El profeta describía la realidad de Israel, están llenos de heridas y llagas, están totalmente enfermos, y no ha habido aceite para curar las enfermedades.

Cuando el Espíritu Santo no puede obrar

Cuando el Espíritu no puede obrar como aceite en un cristiano, las heridas abundan. Al ungüento sanador no se le ha permitido ser derramado sobre las heridas. Y la condición de ese cristiano, y aun su aspecto, se muestran desmejorados. Por eso hay que dejarle libertad al Espíritu para que pueda curar las heridas, y vendarlas.

Jesús le dijo a Nicodemo: “Os es necesario nacer de nuevoJuan 3:7, estaba marcando una necesidad, pues solamente “lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevoJuan 3:6-7, para esto entra en nosotros el Espíritu Santo en el momento de nuestro nuevo nacimiento.

Como nuevos cristianos recibimos la vida espiritual a través del nacimiento espiritual. Por lo que sin el Espíritu Santo no podemos vivir una vida cristiana y rechazar el pecado. Ya que “todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios” 1 Juan 3:9-10.

Muchos cristianos han experimentado el bautismo del Espíritu, pero es importante recordar que nuestras experiencias personales no son la base de nuestra doctrina. Pablo nunca habló de las experiencias del libro de los Hechos en sus cartas.

Pedro, Santiago, y Juan tampoco hablan de sus experiencias en el Pentecostés para que otros traten de imitarlas. Pero lo que sí hacen es marcar una relación íntima con el Señor que como fruto da “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanzaGálatas 5:22-23.

Conclusión

De manera que nuestra vida cristiana debe estar basada en nuestra necesidad del Espíritu y no nuestras experiencias emocionales.

Si no sentimos la llenura del Espíritu debemos examinar nuestros corazones para eliminar cualquier desobediencia o tendencia hacia las cosas del mundo. Ees estos pecados lastiman nuestra relación con el Señor y contristan al Espíritu, y si seguimos cometiéndolas apagaremos la llama completamente, entonces:

No apaguéis al Espíritu1 Tesalonicenses 5:19, sino “buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidasMateo 6:33, “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor2 Timoteo 1:6-8.

© Ricardo Hernandez. Todos los derechos reservados.

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