Familias sanas

Bosquejos Bíblicos

Prédica de Hoy: Familias sanas

Bosquejos Bíblicos – Base Bíblica: Efesios 6:1-4

Introducción

La sociedad está en crisis. Podemos llegar a esa conclusión cuando vemos cualquier programa de noticias nacionales, o internacionales. Discriminación, asesinatos, corrupción, violaciones, guerras, atentados terroristas, por nombrar solo algunos de los eventos que ocurren día a día en el mundo en el cual vivimos.

Cuando pensamos en la situación precaria en la cual se encuentra la sociedad hoy en día, podemos deducir que se debe a la separación de la sociedad del camino correcto, del camino de Dios.

En siglos atrás, el camino que seguía la sociedad era muy parecido al que seguía la iglesia, pero con el pasar de los años, hemos visto como han tomado rutas diferentes, e incluso, en algunos casos, puede decirse que tienen puntos de vista totalmente opuestos, hecho que ha desencadenado la decadencia en la cual se encuentra la sociedad de la cual formamos parte.

Uno de los pilares en los cuales se basa la sociedad es la familia. Por años se ha enseñado que la familia es la célula fundamental de la sociedad, por tal razón, si queremos hacer algo por el bienestar de la sociedad, debemos formar familias sanas, que se rijan por los valores cristianos que encontramos en la Palabra de Dios..

A continuación, se presenta este bosquejo bíblico  para un mensaje cristiano titulado “Familias sanas”, cuyo objetivo es el de desarrollar algunos principios que la biblia nos enseña con respecto a las relaciones familiares, especialmente en la relación padres-hijos.

Familias sanas – Desarrollo

La relación padres-hijos (sin distinción de género entre los involucrados) es determinante en el desarrollo de un buen clima familiar que promueva el desarrollo de los valores de los cuales carece la sociedad, entre los cuales podemos mencionar: el amor, la paz, la tolerancia, la responsabilidad, el trabajo, entre otros.

El apóstol Pablo en su carta a la iglesia de Efeso, menciona ciertos principios que debemos tomar en cuenta si queremos desarrollar relaciones eficientes entre padres e hijos, para así formar familias sanas, que a su vez puedan influenciar de buena forma a la sociedad.

En este bosquejo bíblico queremos profundizar en Efesios 6:1-4, donde encontramos cuatro puntos que de ser aplicados, podrían mejorar las relaciones entre padres e hijos.

Los primeros dos puntos están dirigidos especialmente a los hijos.

I. Familias sanas – Obediencia a los padres (Efesios 6:1).

La obediencia es un principio que no se enseña en la familia. Debido a la distorsión de los roles en la familia, los hijos no quieren obedecer a sus padres, y piensan que no es necesario obedecerlos.

Las familias disfuncionales han ejercido una influencia notable en la capacidad de obediencia de los hijos, debido a que no existen roles de autoridad permanentes, lo cual hace que los jóvenes de ahora crezcan sin el sentido de autoridad que les ayuda a adherirse a las reglas sociales que regulan la vida en sociedad.

La obediencia a Dios trae bendición, y Dios manda a los hijos a obedecer a sus padres.  Por difícil que parezca, si Dios nos manda a obedecer a nuestros padres, es porque debemos hacerlo e incluso, porque trae cosas agradables a nuestra vida.

II. Familias sanas – Honra a los padres (Efesios 6:2-3)

Si hay problemas con la obediencia, es similar lo que sucede con la honra hacia los padres, especialmente cuando los hijos están en la juventud. Entre la adolescencia y la juventud, se forma entre padres e hijos una brecha considerable, lo cual genera problemas de comunicación, sujeción, y respeto entre ambas partes.

Son pocos los jóvenes que honran a sus padres. La honra comienza a ocurrir cuando el hijo entra a la edad adulta y comprende claramente los sacrificios que tuvieron que hacer sus progenitores, y entiende la gran responsabilidad que exige criar a un hijo.

Lo peor del caso es que no se ha enseñado lo suficiente lo beneficioso que resulta la honra a los padres. Habría que recordar que es el único mandamiento con promesa (Éxodo 20:12).

Toda persona quiere que le vaya bien en la vida, y vivir mucho sobre la tierra. Uno de los secretos para lograr esto es honrar a nuestros padres, entendiendo que honrar es tratarles de forma respetuosa, velar por sus necesidades, ayudarle en la medida de nuestras posibilidades, y agradecerles por todo lo que hicieron por nosotros. Los últimos dos puntos de este bosquejo bíblico están dedicados a los que son padres, o piensan ser padres en el futuro.

III. Familias sanas – Padres no provocadores (Efesios 6:4).

Como todas las relaciones que encontramos en la sociedad, la relación padre-hijo ha cambiado. Al perderse algunos límites de confianza entre ambos, en ocasiones se tiende a irrespetar a la otra persona.

El apóstol Pablo enseña que los padres no deben provocar la ira de sus hijos, y en ocasiones es eso lo que más disfrutan. Como los padres conocen muy bien a sus hijos, es posible que utilicen ese conocimiento para decir, hacer, o comportarse justo como a sus hijos no les agrada.

Si de verdad un padre estima a su hijo, va a hacer lo posible para que su hijo sufra menos, se enoje menos, y pueda tener una vida pacífica, que es muchas veces lo que más se anhela en la familia. El último punto de este bosquejo bíblico es el siguiente:

IV. Familias sanas – Padres cristianos (Efesios 6:4)

El apóstol Pablo habla sobre “criarlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:4). ¿Qué quiere decir esto? Sencillamente que los padres puedan educar a sus hijos bajo los principios, valores, y la disciplina que Dios nos enseña en su Palabra.

La biblia es clara al respecto cuando dice en Proverbios 22:6, que instruyamos al niño en su camino, que aún siendo viejo no se apartará de él. Es el trabajo del padre cristiano hacer todo lo posible que esté en sus manos por criar a sus hijos bajo los valores cristianos.

En una sociedad como la nuestra, debemos entender que necesitamos a más personas que crean en Jesús. Personas que sean fructíferos. La mejor forma de hacerlo es que los padres puedan ser un ejemplo de conducta para sus propios hijos, criándolos en el camino correcto.

Conclusión

Si de verdad queremos hacer algo por nuestra sociedad, lo mejor que podemos hacer es formar familias sanas. Las familias más sanas son aquellas que dejan el timón de sus vidas a Dios.

Debido a que entendemos la necesidad de la iglesia en dejar su impacto en la sociedad, y una forma de hacerlo es equipando a las familias para que con su buena convivencia puedan aportar su grano de arena en el cambio social que todos, incluso los no creyentes, anhelan. La mejor manera de formar familias sanas es restaurando las relaciones entre padres e hijos.

Promover la obediencia y la honra de los hijos hacia sus padres, logrará que estos jóvenes puedan interiorizar valores cristianos. Valores que después puedan aplicarse en sus relaciones con otras personas.

Y hacer reflexionar a los padres sobre la gran responsabilidad que tienen en el desarrollo de sus hijos, será clave para que los padres elijan instruir a sus hijos en el camino de Dios. De esta forma, es que podemos formar familias sanas, y así comenzar el cambio en al sociedad que muchos esperamos.

Redactado por: Roger Rosales para Prédicas Cristianas.

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